Los primeros pasos en la intervención con familias

Las familias que viven situaciones adversas en ocasiones se acercan a los servicios de salud solicitando algún tipo de apoyo. Requerimientos que van desde conseguir alimentación hasta recuperarse de sus experiencias emocionales negativas. En relación a este aspecto, hay familias que han vivido alguna adicción, problemas de salud mental, alguna alteración en el desarrollo infantil o situaciones de algún tipo de violencia en su dinámica, sienten un dolor que muchas veces no tiene nombre, pero saben que algo no está bien.

Comúnmente, en el primer contacto con el equipo profesional, se realizan una serie de hipotesis acerca de lo que la familia necesita o de lo que carece.  De acuerdo con el modelo de trabajo, se reúnen para discutir las dinámicas familiares diferenciando si son candidatas o no al servicio. Una vez admitidas, las y los profesionales realizan las primeras evaluaciones. Con los resultados, realizan largas listas de lo que consideran que las familias necesitan o deben hacer para una mejor funcionalidad. Cada departamento o área aconseja de acuerdo con lo que pueden brindar, sin preguntar la necesidad genuina de quien solicita la ayuda.

Al encontrase nuevamente con las familias hablan con ellas con palabras raras, muy técnicas y esperamos “obediencia al tratamiento que se requiere”. Con frecuencia se solicita a las familias más de lo que pueden dar o hacer. Si una persona especialista nos solicitara realizar algún cambio en nuestras vidas, sin preguntarnos sobre nuestras posibilidades, ¿cómo nos sentirímos?

Pasos sencillos, favorecen el éxito

Pongamos un ejemplo: si en la escuela un niño o niña tiene dificultades para realizar fracciones, el o la docente reflexiona sobre qué habilidades matemáticas básicas no están consolidadas. Seguramente piensa algo como: «requiere practicar los procesos de la suma o resta para volverse experto y posteriormente realizar procesos más complejos». En este caso, el profesional ayuda al cliente a sentir y formular mayor capacidad para realizar experiencias significativas para sus vidas.

Los servicios que las organizaciones o instituciones brindamos tendrían que estar alineados a las necesidades reales de nuestros participantes. Una manera de escuchar las voces de las familias que necesitan apoyo es construir metas colaborativas con ellas, no impuestas, así como jerarquizar qué paso que iría antes y cuál después, es decir, sumar elementos sencillos es crucial para manejar experiencias más complejas.

También, es necesario construir una red de apoyo que permita saber a quién contactar. Para la Dra. Patricia Crittenden (2019), ayudar a las familias a vivir es sus propios sistemas ofreciendo un poco de apoyo con nuestro acompañamiento es importante.  Respetar y escuchar la solicitud de ayuda, iniciando con acciones que si puedan realizar y hacer sentir a la familia que cuenta con la organización. Estos serían los pasos esenciales para comenzar un cambio realmente posible.

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