«… maestra, usted puede hacer conserva poniendo piloncillo en agua caliente, después le pone fruta… eso siempre dice mi mamá. El ponche que está tomando, es de los frutos del campo de mi abuelo, ayer todos fuimos a recogerlos… luego mi mamá encendió el fogón para prepararlo y por la noche salimos mis hermanos, mi papá y yo a contemplar las estrellas ¡ah! con el vaso de fruta calentito que nos dio mi abuela” -Fernando de 7 años.
Los sentidos como organizadores comunitarios
Cyrulnick considera la seguridad, los vínculos y la cultura como organizadores emocionales, ¿Cómo estos elementos se visualizan en las comunidades y se viven en la cotidianidad de sus habitantes?
Nuestros sentidos pueden ser un mapa para contemplar la sutileza de su vida. Nos permiten escuchar las narraciones cotidianas, sentir las texturas creativas elaboradas por los lugareños, percibir los olores de los espacios, bailar los ritmos vestidos de los colores propios de sus deidades, degustar el sabor de sus alimentos y bebidas cultivadas en sus campos… quizá, solo hay que esperar, observar y degustar sin juzgar. Las palabras, los olores, los colores, los ritmos y las texturas dan sentido a los eventos emocionales de los encuentros, así como nos lo mostró Fernando.
En las comunidades, los lugareños utilizan sus aspectos sensoriales envestidos de tradiciones para dar significado relacional a las transiciones… a los nuevos tiempos; bailando, reuniéndose, hablando entre ellos con el único fin de fomentar futuro.
Cuando uno asiste como visitante a estos espacios, la comunidad con una postura generosa nos regala sus recursos tradicionales, cuya función es conectar la identidad de las personas, da significado al tiempo presente y ante todo, celebra la vida.