Las instituciones de salud mental infantil y los consultorios psicológicos atienden un sinfín de conductas disruptivas, emociones descontenidas o alteraciones en el aprendizaje. Malestares que a los ojos de la persona adulta son «enfermedades» en la infancia que habría que corregir o medicar.
La salud mental infantil hace referencia a la adaptación de la niña, niño o adolescente en la rutina de su hogar, escuela o actividades de su comunidad. Lograrlo requiere de habilidades socioemocionales que se construyen desde el cuidado que han recibido y el aprendizaje mediante la observación de otros significativos.
Actualmente vivimos en una era psicopatologizante. En México, antes de los 12 años se presentan rasgos depresivos, según la Encuesta Nacional de los Hogares 2017. Y en los Estados Unidos, 1 de cada 6 niños presenta algún desorden de desarrollo. Con frecuencia atribuimos estas alteraciones a los niños o a las malas madres o padres con falta voluntad de cuidado. Tratamos las alteraciones con pastillas suministradas por agentes de salud emocional poco entrenados en infancia etiquetando al niño y a la familia como enfermos.
¿Cómo podemos fomentar salud mental en la infancia?
La salud mental infantil se promueve por medio de a la crianza respetuosa y las relaciones seguras entre el niño y los padres. Un indicador de salud mental para Suzanne Zeedyk “es que haya en el mundo, alguien que te piense”. Mientras más pensamiento y observación al desarrollo infantil brindemos menores serán las alteraciones mentales.
Una parte esencial es el tiempo y la calidad que dedicamos a atender y entenderlos. Los momentos de mayor impacto son cotidianos como la hora del baño, durante el juego, el momento de ir a la cama o las actividades recreativas del fin de semana. Siendo curiosos sobre sus intereses y emociones, así como, de sus relaciones y actividades escolares. Estos aspectos amortiguan un mal desarrollo y son oportunidades para entender la vida intima de los niños.
La salud mental infantil no es aspecto individual es una responsabilidad de los adultos que cuidamos y acompañamos las diferentes etapas de la infancia.