La tarea de la crianza no es para nada sencilla y es común llegar a tener pensamientos negativos al respecto. Dudar de haber decidido de ser madre o padre, pedir un tiempo sin las hijas o hijos o incluso, sentir culpa por disfrutar algún momento si no están en casa.
En general, en la sociedad la maternidad y paternidad están rodeados de un tinte glorificador. Aceptar en público algunos de estos pensamientos, es complicado. Principalmente, por el hecho de que “salen” de lo normal, pues todo el mundo habla de lo maravillosa que es la vida al ser madre o padre.
En las intervenciones con mamás y papás, o cualquier persona que tenga a su cuidado a niñas y niños, sería importante sondear esta parte, pues, si se tienen estos pensamientos, se mantienen en silencio. Al mantenerlos callados, se suman algunas emociones como la vergüenza y la culpa.
No lo externan por vergüenza.
Sondear con la familia cómo se han sentido, si han tenido este tipo de pensamientos, permite darles confort. Si esto se complementa con una validación emocional, tendrá mayor efecto. Hacerlo de esta manera les ayudará a entender que no está mal, que en ocasiones es esperable tener pensamientos y emociones de este tipo a consecuencia de las cargas de trabajo y responsabilidades.
Sería como quitarles un peso de encima. Ayudarles a nombrar y aceptar esos pensamientos es vital. Orientarles para tener conductas de autocuidado sería muy benéfico.
Algunas sugerencias para sobrellevar la ardua tarea de la crianza.
1. Normalizar sentimientos. La esfera emocional es vital en la vida humana. En cualquier espacio y actividad están presentes. Sí, también en la labor de crianza, y no está mal sentir enojo, tristeza, frustración, molestia y demás emociones no agradables. Es importante ayudarles a reconocerlas y manejarlas adecuadamente, para que las acciones no tengan un impacto negativo en las niñas o niños.
2. Redes de apoyo. Es relevante ampliar la red, ya sea alguna amistad de confianza, algún miembro de la familia. Alguien con quien exista la confianza de hablar de estas y todas las emociones, de las dificultades y frustraciones del día a día. Es decir, poder contar con un espacio seguro donde no haya crítica o juicios.
3. Crear un espacio de paz. Encontrar o adaptar algún espacio para desconectar de las labores. Podría ser un lugar privado, avisar que se estará “x” minutos en tranquilidad, ya sea para leer un libro, ver algún video, película, serie o hacer meditaciones. Es crucial buscar el espacio y las actividades que ayuden a encontrar paz y relajación.
Tomar estas medidas permite mejorar las habilidades parentales y contribuye a evitar el “burnout parental”. Tema que será analizado en otro blog.