La familia como agente de cambio

En México, celebramos el primer domingo de marzo el día de la familia para reconocer la importancia que tiene esta en la sociedad. Y es que en ella nos formamos, desarrollamos e individualizamos para formar parte de la sociedad. Nos ayuda a aprender valores, formar hábitos, desarrollar habilidades sociales, convivir, identificar límites y un largo etcétera.

Sin embargo, aunque vivir en familia sea un derecho para niñas, niños y adolescentes, no todos tienen oportunidad de gozar este derecho plenamente. Distintas circunstancias les obligan a separarse de sus familias y en otros casos, la violencia lleva a los sistemas de protección a realizar la separación.

Esto ha llevado a que las instituciones que brindan cuidados a la infancia y juventud de manera residencial, desarrollen metodologías para que su personal cubra las funciones propias de un ambiente familiar. Pese a los esfuerzos, el cuidado que reciben en dichos centros jamás podrá equiparase a la atención que brinda una familia.

Debido a esto, se han desarrollado alternativas como la adopción, la kafala (en el derecho islámico) y el acogimiento familiar.

Acogimiento familiar

En México, el acogimiento familiar ha existido siempre, aunque de forma legal, ha existido desde el 2014 a raíz de la publicación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y adolescentes.

Y ¿qué es el acogimiento familiar?

El acogimiento familiar es una medida de protección temporal donde una niña, un niño o un adolescente, recibe cuidados en un entorno familiar mientras se construye el camino para pueda contar con una figura de cuidado de manera definitiva.

De la letra a la práctica pueden haber muchos tropiezos y sobre todo retos, empezando por el desconocimiento de la sociedad. Al ser una figura nueva en nuestro país, es poco conocida e incluso, muchas personas pueden confundirla con la figura de la adopción, mucho más popularizada en nuestra sociedad,

Aunado a la dificultad de encontrar familias con el nivel de compromiso suficiente para llevar a cabo una labor de esta magnitud, y es en este punto sobre el que me gustaría compartir una experiencia valiosa.

Acogimiento familiar para niñas, niños y adolescentes refugiados o solicitantes de refugio

Desde 2020, en Fundación JUCONI iniciamos un trabajo en colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Este proyecto se diseñó pensando en niñas, niños y adolescentes que ha solicitado su condición como refugiadas o refugiados en México. Quienes, lamentablemente, han perdido los cuidados parentales de manera permanente o temporal. Esto ha ocasionado que Centros e Asistencia Social o albergues de la sociedad civil cubran con la protección a través de cuidados residenciales, vulnerando su derecho a vivir en familia.

El objetivo del proyecto es la desinstitucionalización a través del acogimiento familiar. Fue aquí donde nos encontramos con el primer gran reto, realizar una convocatoria que lograra impactar a familias que tuvieran la disposición, la capacidad y la responsabilidad para brindar cuidados a niñez en estas condiciones.

Las familias

Tuvimos la oportunidad conocer distintas familias, algunas pensando que el proyecto consistía en adopción, otras con muchas dudas sobre participar. Al final el número fue reducido, sin embargo, las pocas familias contaban con una infinidad de recursos personales, familiares y comunitarios, además de un enorme compromiso honesto para ayudar.

A través de varios meses de reuniones y entrevistas, identificamos que las familias, aunque con historias muy diversas, compartían algunas características.

A nivel de valores y cualidades personales, podríamos resumir:

  • Inclusión
  • Apertura a la multiculturalidad
  • Flexibilidad
  • Sentido de comunidad y participación
  • Generosidad
  • Responsabilidad
  • Apertura al aprendizaje

Además de un involucramiento activo en la sociedad.

¿Qué sigue?

Afortunadamente, los recursos junto con el alto grado de compromiso y de responsabilidad que mostraron, permitió que a final del año, se integrara una niña y un adolescente en dos familias. Con esto se inició un camino de restitución de derechos para ambos en un ambiente amoroso y cálido.

El proceso de ambas familias va caminando muy bien, el proceso de integración ha sido favorable para todas y todos. Sin embargo, nos queda mucho camino por recorrer, tanto con las familias que ya están brindando acogimiento, como con las que están en proceso de preparación.

Aun hay muchas niñas y niños que necesitan de la protección de una familia para su desarrollo. Continuamos buscando familias que se integren a esta comunidad formada con el interés común de ayudar a la niñez.

Si tú, lectora o lector, consideras que puedes brindar cuidados a una niña, un niño o un adolescente, estás en Puebla o en CDMX y tienes deseos de convertirte en un agente de cambio, ponte en contacto. Daremos seguimiento a tu interés para poder darte más detalles sobre el proceso de preparación para fungir como una familia de acogida.

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