Josefina acababa de entrar a trabajar a una casa hogar como cuidadora de un grupo de hermanos. Una de sus compañeras le recomendó no instalarse a menos que estuviera segura de quedarse a trabajar. Primero, debería conocer a los niños. Así que tomó su maleta y la colocó detrás de la puerta.
Los días pasaron y aparecieron serios problemas de comportamiento en varios de los niños. La comunidad se sorprendió pues realmente eran niños relativamente tranquilos.
La trabajadora social hizo las averiguaciones y encontró el origen de esos comportamientos. Se debían a que los niños pensaban que una vez más los iban a dejar, pues Josefina seguía con su maleta hecha.
Este ejemplo nos puede ilustrar mucho los tipos de seguridad que veremos a continuación.
Seguridad social
Si la seguridad psicológica tiene que ver con sentirse bien con uno mismo, la seguridad social remite a los demás, a sentirse querido, confiado y libre, sin temor a ser abandonado.
Sandra Bloom
No cabe duda que los comportamientos de los niños del ejemplo nos hablan de la importancia de desarrollar patrones saludables de apego. Es decir, que estas relaciones deben ser confiables, coherentes, consistentes y que apoyen el bienestar de los niños. La población afectada por violencia ha aprendido que las personas son peligrosas y que engañan, por lo que tienden a desconfiar en los demás.
Seguridad moral
La seguridad moral deriva de la congruencia entre discurso y práctica. Los valores que se profesan son los mismos que se practican y estos promueven la salud emocional de los individuos.
Sandra Bloom
Que Josefina cuidara a los niños pero generara inseguridad al mostrar que podía irse en cualquier momento, es un claro ejemplo de la falta de congruencia de la que habla la seguridad moral.
Es necesario hacer una autoevaluación de cómo hacemos nuestro trabajo, de nuestros valores, de nuestras prácticas, de los alcances y limites que tenemos en la práctica laboral para ser honestos con nuestra población.
Podemos concluir que quien se desenvuelve en un ambiente seguro aprenderá poco a poco a ser una persona segura. Esto es, a vivir sin violencia, a confiar en sí mismo y en los demás, a establecer relaciones saludables y enriquecedoras que afirmen sus valores.
Sandra Bloom