Crónicas de intervención realidades familiares en el norte del país – 3

Con esta entrega se cierra esta crónica de intervención. Si deseas recordar y volver a leer las partes anteriores, puedes visitar los siguientes vínculos:

Parte 1

Parte 2

Entendiendo las realidades y los contextos de las familias, y pensando en su historia, las intervenciones pueden ser más significativas.

Cuando se trabaja con una familia, la pregunta no es qué les acaba de pasar, sino que les sucedió en su historia

El trabajo con población afectada por la violencia, con experiencias adversas o trauma, presenta diversas heridas y afecciones que tienen un origen, muy atrás en el tiempo. A veces, estas experiencias inician desde la infancia, y por ello, hay que tenerlas muy en cuenta.

Es recurrente, cómo se nombró en el blog anterior, que entre las dificultades del trabajo familiar se encuentre el consumo abusivo o adicción a sustancias y la movilidad humana. Cuando se presentan quejas o denuncias, generalmente salta en primer lugar el tema de consumo.

El hecho de que la familia tenga pocas o nulas redes de apoyo le dificulta mucho su avance, no contar con ellos, genera igualmente ansiedad y una falta de seguridad. Es por esta razón que cuando se plantean medidas e intervenciones de atención, les cuesta trabajo poder dar cumplimiento a las recomendaciones o indicaciones de la autoridad competente.

El consumo adictivo de sustancias, como enfermedad y como síntoma

Al trabajar con personas que tienen un consumo abusivo, problemático o adictivo a las sustancias, podría trabajarse como una enfermedad. En países como España, se está tipificando este tipo de consumo como enfermedad. El hecho de considerarle así, cambia la manera en que se interviene. Incluso, la perspectiva cambia para la misma persona que tiene el consumo, elevando la tasa de éxito de las intervenciones.

Sin embargo, desde el abordaje en Fundación JUCONI México, se observa a este consumo como síntoma, es decir, las personas, en su gran mayoría, inician y mantienen un consumo de sustancias como consecuencia de algo más. La falta de gestión emocional, una alternativa para evadir los problemas, una salida para refugiarse de su realidad, entre otras, suelen ser causas del inicio o mantenimiento del consumo. Al trabajar con este perfil, se sugiere que haya intervenciones que ayuden a atender esas posibles causas del inicio de consumo.

En las propuestas de intervención, a diferencia del listado de recomendaciones que se ha venido haciendo, se propone hacer una valoración más profunda y un acompañamiento puntual y cercano con la población.

Por ejemplo, si se les manda a ‘escuela para padres’, es necesario que haya sesiones de modelamiento con sus hijas o hijos, porque en la práctica se presentarán retos que podrían llevar a la figura de cuidado a regresar a las dinámicas que habituales.

Después de la desintoxicación del cuerpo, ya libres de sustancias, se requiere un abordaje y acompañamiento terapéutico para atender las heridas que dieron pie al consumo. 

Con personas en movilidad, se debe fortalecer las redes de apoyo, sociales o institucionales, incluso, si es posible, fortalecer las redes familiares haciendo uso de diversos canales de comunicación. Y en muchos de estos casos, la o el profesional que les acompañe, podría mediar y modelar.

Cada familia es única

Cómo último punto, debemos recordar que cada familia tiene sus propias particularidades y fortalezas, es tarea del equipo multidisciplinario, identificar el grado de acompañamiento que requiere. Hay familias que necesitan que se les apoye o compense más que otras, para evitar compensar de más y limitar sus acciones, haciéndola, parcialmente dependiente del sistema.

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