Desde 2009, todas las naciones afiliadas a la ONU promueven el 22 de abril como el día de la madre tierra. Esta fecha está pensada para recordar que el planeta nos da la vida y se requiere alcanzar un equilibrio entre las necesidades ambientales y las económicas-sociales.
El enfoque para este año 2020 se resume en el lema: “La madre tierra: educación y cambio climático”. Valdría la pena analizar el riesgo inminente y la responsabilidad de los Estados en el cambio climático, sin embargo, me gustaría escribir un poco sobre la solución explícita: la educación.
Ya que la educación formal en nuestro país aún no ha avanzado como habríamos de esperar en materia de educación ambiental, definitivamente requerimos tomar acciones personales y familiares para procurar un impacto en la niñez y adolescencia de México. La educación informal, a la que nos referimos cuando hablamos de la formación de hábitos, valores, experiencias y habilidades fuera del contexto escolar, puede ser la opción.
¿Cuál es la educación ambiental que estamos dando?
La educación informal se da a través de la interacción que tenemos con nuestros contextos cotidianos, culturales y sociales. Lo que nos indica que todo lo que está pasando alrededor de una niña o un niño se vuelven aprendizajes, aunque no haya una intencionalidad de por medio. Entonces surge la pregunta ¿Qué están aprendiendo nuestras niñas y niños en esta época de consumo desmedido?
En la mayoría de acciones de consumo, implícitamente existe un contaminante. Hablamos de la forma en que se produce, el empaque que lo contiene y finalmente, lo que hayamos consumido en sí cuando es desechado. A este proceso habría que agregarle (además del impacto ambiental inmediato al consumo) el impacto que tendrá a futuro: ¿qué está aprendiendo la infancia de nosotros con estos hábitos?
La invitación no solamente consiste en pensar en las acciones directas que podemos hacer para contribuir al cuidado de la madre tierra, sino también en las enseñanzas que le estamos dando a sus hijas e hijos más pequeños para cuidarla.
Podemos dar grandes enseñanzas con pequeñas acciones:
- Recicla más
- Consume menos
- Conduce menos, camina más
- Haz uso más del transporte público o crea formas comunitarias de movilidad
- Vigila el consumo de tus electrodomésticos, usa foco ahorradores
- Reflexiona si lo que vas a consumir es realmente necesario
- Usa menos agua
- Desperdicia menos comida
- Limita el uso de plásticos
- Evita consumir empaques desechables
¿Tienes otras acciones que nos puedas compartir?