En entradas anteriores se habló sobre escuelas informadas en el trauma y en los elementos primordiales que caracterizan a estos modelos de instituciones educativas.
En este blog se profundizará en el conocimiento del trauma y sus implicaciones por parte de todo el personal escolar que llega a tener contacto con las y los estudiantes.
Es necesario tener un conocimiento general sobre qué es el trauma, cuales pueden ser las consecuencias a largo plazo que genera en niñas, niños y adolescentes tanto en un nivel psicológico y fisiológico, y cómo se puede reflejarse dentro del salón de clases.
Así mismo, se requiere de conocimiento de que este estrés puede impactar en las habilidades de aprendizaje y académicas de las y los estudiantes.
Desde esta perspectiva, se considera importante saber cómo es que el estrés y el trauma pueden llegar a afectar el desarrollo de las y los estudiantes.
Por un lado, el desempeño académico puede no ser el esperado para niños, niñas o adolescentes del mismo grupo de edad; por otro lado, saber que las funciones ejecutivas se ven paralizadas debido a que las personas en este tipo de situaciones se encuentran en modo de supervivencia, esto hará que las tareas que requieran de memoria, toma de decisiones, lenguaje expresivo, o regulación emocional, sean un proceso muy complejo que requiere de reconocimiento y trabajo.
Esto mismo provocará volatilidad emocional, lo cual dificulta las tareas que requieran trabajo en equipo. Disminuyendo el sentido de comunidad, relaciones interpersonales seguras así como desarrollo de actitudes prosociales.
¿Por qué es importante?
La escuela es uno espacios por excelencia de interacción para los niños, niñas y adolescentes, es un lugar donde pueden ocurrir grandes cambios. Es precisamente por esto que estar informados sobre los efectos del trauma ayudará a crear un ambiente seguro para las y los estudiantes.
Cuando el personal que colabora en la escuela conoce las repercusiones del estrés tóxico o trauma, puede identificar con mayor certeza los posibles casos. Esto repercutirá no solo en las estrategias de enseñanza que aplican en el salón de clases, sino también en el manejo de la disciplina.
Tomando un enfoque que evita estigmatizar, etiquetar a los y las estudiantes y tomando en cuenta las reacciones emocionales que se pueden producir ante situaciones de estrés que podrían parecer cotidianas.
El no estigmatizar estas conductas, permite a los y las estudiantes estar más receptivos a las estrategias académicas, escolares y socioemocionales. Aumentando así las posibilidades de mejorar la calidad de vida y desarrollo de estos niñas, niños y adolescentes.
Se trata de lograr que la escuela sea un lugar que entiende lo que les pasa aun si ellos y ellas no lo hacen.
Aquí te dejamos el enlace al blog anterior de esta serie de educación: https://institutojuconi.org/intervenciones/escuela-informada-en-trauma/.
