Desde 1986, cada 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios. El objetivo es resaltar el trabajo que realizan las personas que deciden apoyar a otras sin recibir alguna remuneración económica. Quienes llevan a cabo este tipo de trabajo lo hacen principalmente para contribuir al bienestar de la humanidad.
Las y los voluntarios se convierten en agentes de cambio que, con pequeñas acciones, contribuyen en organizaciones gubernamentales o privadas para lograr una sociedad más justa. Sin su trabajo los retos a los que se enfrentan personas y organizaciones sería mucho mayor.
El voluntariado tiene diferentes perfiles, desde jóvenes que ponen a la disposición su energía y ganas de aprender, hasta especialistas en diferentes áreas que ponen sus conocimientos y su experiencia a favor de la gente.
El papel de las y los voluntarios en las organizaciones
En muchas organizaciones privadas es fundamental su participación, ya que no implican un gasto de la nómina. Este ahorro permite que los recursos se utilicen en diversos proyectos, incluso permite la supervivencia de la organización.
Es de suma importancia, en el caso de las y los especialistas, que sus conocimientos y enfoques coincidan con la metodología de la organización, con el objetivo de evitar contradicciones en la población atendida. Por otro lado, en el caso de las y los jóvenes hay un compromiso mutuo, estos contribuyen en las actividades y la organización les capacita en los principios metodológicos base de su trabajo, lo que permitite al voluntariado a realizar sus actividades con mayor seguridad.
Es indudable que no bastan las buenas intenciones para ayudar, sino que se requiere una preparación y un enfoque basado en la ciencia, tanto de las personas que son voluntarias como del personal remunerado para llevar a cabo acciones que beneficien a población en situaciones vulnerables.
