¿Te ha pasado qué cuando te sientes enojado alguien te dice “cálmate”? Es muy probable que esta frase a pesar de tener una buena intención no logre su objetivo. Incluso puede ser que, más que tranquilizarte, agudice la emoción. ¿Te ha pasado que cuando estás triste la recomendación más frecuentes es “no estés triste”, y entonces te preguntas: ¿cómo se hace eso?
Por otro lado, es muy raro –si es que te ha pasado– que cuando estás contento alguien te diga: “no estés contento”, porque la alegría es vista como una emoción positiva, mientras que la tristeza está vista como emoción negativa.
También, es posible que te hayan pedido que te comportes de forma racional, que tomes decisiones de manera objetiva, que no involucres las emociones. Con frecuencia las emociones son vistas como un estorbo, como algo que “nubla la mirada”, que no te permite tomar “buenas decisiones”.
¿Realmente hay emociones positivas o negativas?, ¿es posible separar la razón de la emoción?, ¿las emociones efectivamente estorban?
¿Se puede vivir sin emociones?
No es posible vivir sin emociones y la ciencia lo ha comprobado, somos seres emocionales. Todos los días estamos sometidos a diferentes estímulos y las emociones nos ayudan a responder de la mejor manera. Hay emociones placenteras como la alegría y otras displacenteras como el miedo, la tristeza, la frustración. Sin embargo, todas cumplen funciones importantes para la supervivencia y a la adaptación.
¿Qué pasaría si no sintieras miedo?, seguramente te podrías en situaciones de riesgo frecuente, incluso podrías hacerte daño física o emocionalmente. Asimismo, las emociones nos ayudan adaptarnos a los diferentes entornos a través de la empatía. Gracias a ellas podemos comprender lo que le pasa a otra persona cuando llora o ríe.
La razón y las emociones están estrechamente relacionadas, estás ultimas influyen en el aprendizaje, en el pensamiento lógico y, por lo tanto, en las decisiones que tomamos todos los días. No obstante, la dificultad para manejar de manera adecuada las emociones es lo que puede meternos en problemas.
Una tarea de las figuras de cuidado es fortalecer la regulación emocional de las niñas, niños y adolescentes, la cual permitirá su desarrollo óptimo. Como resultado obtendremos personas adultas con mejores habilidades emocionales.