Como asesores del Instituto JUCONI, parte de nuestro día a día, ya sea en capacitación o nuestra intervención directa, es promover ambientes seguros. La finalidad es que niñas, niños y adolescentes vivan una vida libre de violencia. De la misma manera, generar estos ambientes beneficia a toda la familia, incluso a nosotros como organización.
Basado en la metodología que transmitimos en nuestros talleres y diplomados, me gustaría compartir contigo el por qué son necesarios y algunas de las acciones básicas para crearlos.
¿Por qué?
La seguridad puede verse afectada por diversas razones. Desde situaciones graves como la violencia y la negligencia, hasta aspectos menos evidentes como no explorar el mundo emocional, la incongruencia de nuestras acciones o la inconsistencia de límites y normas.
Cuando niñas y niños se desenvuelven en este tipo de ambientes, crecen con un sentimiento de inseguridad. Esto repercutirá en su vida adulta, en su autoestima, así como, en sus relaciones personales y profesionales.
¿Qué incrementar?
- Lo básico es generar confianza y comprensión, pues, fomenta un ambiente de desarrollo saludable a nivel físico, social y emocional.
- El establecimiento de normas y límites es igualmente fundamental. Cuando establecemos normas, es importante que les expliquemos el porqué y cuál será la consecuencia. No olvidemos que esas normas también nos aplican. En ocasiones nos olvidamos de esto y dejamos de cumplir estas reglas cayendo en contradicciones.
- Generar un ambiente donde se puede hablar de las emociones. Tenemos que promover el hablar de las emociones y qué las origina. Cuando lo hacemos dotamos a nuestras hijas o hijos de vocabulario emocional, además de fomentar la empatía. Al igual que en el punto anterior, nosotros debemos modelarlo. Si hablamos y explicamos nuestras emociones, incluso, nuestras necesidades, fortalecemos nuestros vínculos.
Al hacer estos ajustes, logramos crear un ambiente seguro con implicaciones positivas para su futuro.