Vivir en un mundo en el cual la Paz sea una forma general de relación entre las personas es una de las mayores aspiraciones del ser humano. Desde hace muchos años, hombres y mujeres han buscado de diferentes maneras de resolver los conflictos de forma pacífica, sin embargo, parece que no se ha tenido mucho éxito. Por desgracia, los conflictos bélicos, han marcado la historia de nuestra especie, así como la violencia interpersonal, hacía grupos y comunidades consideradas minoritarias.
Por lo anterior, el 21 de septiembre de cada año, se celebra el Día Internacional de la Paz en todo el mundo. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 1981 esta fecha como el día dedicado al fortalecimiento de los ideales de paz. Este no es uno de los primeros esfuerzos para favorecer el logro de esta meta mundial. La misma Organización de las Naciones Unidas se creo tras de la Segunda Guerra Mundial, con fines y principios que buscaban especialmente librar de la guerra a las siguientes generaciones.
¿De quién es la responsabilidad de mantener la paz?
Pareciera que la responsabilidad de mantenerla paz es únicamente de las organizaciones como las Naciones Unidas o los gobiernos de los diferentes países. Sin embargo, es una responsabilidad de todas y todos. Desafortunadamente, todas las personas tenemos comportamientos violentos. Las conductas violentas las hemos aprendido de quienes están a nuestro alrededor, que al mismo tiempo lo han aprendido de otras y otros.
Para cambiar este panorama, es importante resaltar lo antes dicho: “las conductas violentas se aprenden”. Entonces, parece que hay esperanza. Así como hemos aprendido a relacionarnos a través de algunas conductas violentas, podemos aprender otras formas de relación. Una clave que puede ayudar es monitorear constantemente nuestras conductas para identificar aquellas que son violentas. Esto requiere que un análisis constante pero profundo, ya que la violencia a veces no es fácil de identificar ya que se normaliza.
No es fácil salir de esta dinámica, por lo que muchas personas se apoyan en organizaciones gubernamentales o de la sociedad civil para modificar sus conductas. Es importante que las organizaciones también revisen constantemente sus procesos de acompañamiento e intervención para que estén libres acciones violentas. Esto, además de ayudar a la población, reafirma que las interacciones libres de violencia son la forma de relación correcta.