¿Están preparados los niños y las niñas para el reencuentro con la escuela?

El reencuentro cada vez está más cerca. Las calles vuelven con sonidos de tráfico, charlas en el mercado con las vecinas, parejas o familias disfrutando el domingo tomando un helado o caminando tomados de la mano.

Las familias y sus niñas, niños o adolescentes se van preparando para regresar a convivir y aprender habilidades para su vida. Parece que para los padres y madres el regreso a la escuela ha sido un respiro del ser “mamá-maestra-trabajadora” y da pauta a retomar actividades con tiempos y espacios específicos, algo que habíamos perdido.

Sin embargo, ¿Será como un respiro para niñas, niños y adolescentes, también?, ¿Están preparados para saber que hacer en sus centros educativos?

Es posible que estén listos para retomar la experiencia de aprendizaje aquellos y aquellas con habilidades resilientes, con una regulación emocional que les ayude a la organización y gestión de sus emociones y con personas seguras que ayudan en su rutina.

Pero, ¿Que ocurrirá con quienes no cuentan con esas habilidades ?

En este momento de encuentro y reencuentros, los cuerpos de niñas, niños y adolescentes presentan alteraciones en su organización emocional y educativa.

Posiblemente ellos y ellas puedan sentirse ansiosos o tristes por no saber convivir durante el recreo, o por tener que hablar con personas desconocidas. Quizás muchos y muchas Adolescentes con dificultades en la alimentación, puedan manifestar malestar en su apariencia corporal. Así también pueden suscitarse berrinches en la entrada del jardín de niños por no querer separarse de sus figuras de apego.

Y, es que todas estas manifestaciones tónicas emocionales son formas de comunicar la falta de habilidades para estar con la otra o con el otro, es decir, permanecer en comunidad. Esto, ha sido a raíz de que una pandemia nos limitó al grado de no saber que es ser para y con el otro u otra, pero, ¿Qué hacer ahora?

Reconexión y reencuentro

Primero, es importante reconocer que cada niño, niña y adolescente tiene su propio ritmo lo cuál le permite la organización en su rutina. Para lograr la adaptación, debemos tener en cuenta que cada persona tiene habilidades para afrontar el estrés, registrar los nuevos patrones de movimiento y la relación dentro de los espacios escolares (UNICEF, 2021).

Es importante tomar en cuenta y ser conscientes que algunas situaciones de estrés tolerable hacen que los niños, las niñas y los adolescentes manifiesten comportamientos disruptivos que bien podrían ser intentos de adecuación a la rutina.

Es por eso que madres, padres, agentes educativos y de salud, deben saber que el reencuentro provocado por una emergencia sanitaria es un factor de riesgo desencadenante de alteraciones emocionales, conductuales o de aprendizaje, reflejadas en niños niñas y adolescentes. Todas las personas que hemos vivido esto, hemos sido afectados. Estar atentos a las emociones podría ser una brújula para saber cómo recuperarnos.  

Boris Cyrulnik (2019) nos menciona que es importante recordar que todas las personas adultas podemos ser agentes que favorecemos resiliencia en nuestros niños, niñas y adolescentes, es decir, somos una figura que puede ofrecer un nuevo desarrollo a partir de una experiencia adversa.

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